Así abuchearon a Joel Embiid cuando recibió la medalla dorada
El de los 76ers tuvo unas semanas de mucho conflicto con el público francés. Los venció en la final, recibió la medalla dorada en medio de abucheos y todos sus compañeros lo apoyaron.
Joel Embiid nació en Camerún, vivió en Francia y tiene nacionalidad de dicho país y luego se mudó a Estados Unidos, donde juega en los Philadelphia 76ers de la NBA. Tantas raíces generaron dudas hace unos meses respecto de a qué seleccionado representaría en los Juegos Olímpicos de París 2024. En un momento dado, parecía que se pondría la camiseta de Francia, pero mediante una carta al presidente Emmanuel Macron le hizo saber que al final no sería así, y jugaría con LeBron James y compañía. Una decisión que el público local, claramente, no le perdonó nunca.
Durante todos los partidos que Embiid jugó con el Team USA, en cada participación en el juego, la afición lo abucheó como a su peor enemigo. Y el de los 76ers no se quedó callado, sino que hizo algunos gestos con los que parecía “pedir más” de ello. Por eso, cuando Estados Unidos clasificó a la final del torneo de básquet de París 2024, en donde lo esperaba Francia, Joel Embiid se convirtió automáticamente en el hombre de los flashes.
Frente a los galos, en la final, Embiid aportó 3 rebotes y 4 puntos, pero si bien no fue el más destacado seguramente fue de los que más disfrutó colgarse la presea dorada. En el momento de la premiación, después de que le dieran a Jayson Tatum su medalla, fue el turno de Embiid. Levantó los brazos con una sonrisa y el estadio entero estalló en abucheos. Pero el nacido en Camerún, con un rostro ingenuo, feliz y/o sobrador, realizó un gesto con las manos, otra vez, “pidiendo más”.
Lo imitaron, en apoyo suyo, todos sus compañeros. LeBron James, Stephen Curry, Anthony Edwards, Jrue Holiday, etc. Todos provocaron al público local mientras disfrutaban el 5º oro consecutivo de Estados Unidos. Joel Embiid mostró su medalla y celebró eufórico, algo que a los franceses no le agradó demasiado, pero no pareció importarle al pívot. Ya le había puesto algo de picante al duelo incluso antes de jugarlo. Y no se asustó:
“Voy a vengarme de ellos y decirles que vayan por ahí”, había lanzado.
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