Nada le costó mucho con la pelota de básquet en la mano. Ni ser MVP de la NBA, o ganar seis Anillos, o ser el máximo anotador de la temporada. Pero vender su mansión, ese fue tal vez el más grande desafío de Michael Jordan en su vida. Finalmente, doce años después de que la pusiera en venta, y por la mitad de lo que pretendía, el ex Chicago Bulls se deshizo de la mansión de los 19 baños y las 30 hectáreas, la que algunos creían “maldita”.

En 2012, Jordan colocó en el mercado inmobiliario su mansión de Highland Park, Illinois, cuyo precio inicial era de 29 millones de dólares. Pero los años sin concretar su venta hicieron que el precio bajara hasta 14,8 millones, por lo que la vendió estos días a un comprador de identidad aún desconocida. Se trata de una propiedad que está ubicada en un terreno de 30 hectáreas, fue adquirida en los 90 y tiene 17.000 metros cuadrados de construcción.

En ella hay nueve habitaciones, 19 baños, una pista cubierta de baloncesto con el logo de Jordan en centro, una cancha de tenis, una piscina y un hoyo de golf. También cuenta con un garaje para 14 coches, una sala de fumadores, tal vez la que más solía usar el ex Bulls, una bodega, un salón para piano y una puerta gigante con el dorsal 23 en ella, aquel número con el que Jordan supo levantar 6 títulos, llevar a la gloria a los de Chicago y erigirse como el GOAT de la NBA.

La mansión “maldita”

No fue fácil para el escolta hallar un comprador, aunque varios se interesaron. Air llegó a incluir en la operación una colección completa de todos los modelos de zapatillas Jordan desde sus inicios, pero tampoco logró venderla, y nació un rumor que la consideraba “maldita”. Lo cierto es que las ofertas escaseaban por otros motivos: porque la zona ya no es tan popular como hace 30 años, porque tiene “demasiadas cosas para una familia”, por su alto precio y porque los impuestos a pagar son demasiado altos. Aseguran que Michael Jordan gastó en ellos casi 2 millones de dólares.