El 8 de julio de 2017 fue un día que la familia Barrett nunca olvidará. Tres de los hermanos, Beauden, Scott y Jordie compartieron por primera vez una cancha con la camiseta de los All Blacks. Fue en el empate 15-15 contra los British & Irish Lions. Hoy, 6 años después y finalizado el Mundial de Rugby 2023, alcanzaron otro hito: el primer trío de hermanos en jugar juntos la final de una Copa del Mundo. Una historia que nace en una granja, con la promesa de su padre.

La familia Barrett arrastra un fuerte vínculo con el deporte. El abuelo paterno de los tres fue jugador de rugby; la madre, de básquet. Y los otros dos jóvenes Barrett tienen su propio vínculo con el deporte de sus hermanos: el mayor debió abandonar el rugby por un golpe en la cabeza cuando jugaba en los Blues; el menor, juega en una liga provincial. 

Pero lo más interesante tiene que ver con, según cuenta la leyenda, una promesa que se hizo a sí mismo el padre de la familia. Kevin, hijo de Ted, también apasionado del rugby, jugó en Taranaki Bulls. Educó a sus hijos en una granja en New Plymouth, Nueva Zelanda. Y cuando se retiró del rugby, en un presagio que cumplió con creces, y cuando sus hijos no tenían más que 8, 5 y 2 años, dijo:

“Ahora voy a ponerme a criar unos All Blacks”.

Vaya que lo hizo. En 2019, Beauden, Scott y Jordie se convirtieron en los primeros tres hermanos en jugar una semifinal del Mundial. Cuatro años más tarde, igualaron esa marca y la superaron. Juntos, con la camiseta de Nueva Zelanda, acumulan 243 partidos y 1.051 puntos. En Mundiales, 34 y 97, respectivamente. Hubo tríos de hermanos que jugaron Copas del Mundo y dejaron su huella, como los Vunipola o los Pisi, pero ninguno en la historia del deporte que haya sido tan determinante. Y sin duda, ninguno que haya protagonizado una profecía de su padre, 28 años atrás, en el césped de una granja.