Estos 5 deportistas cambiaron los triunfos por un hábito religioso
Cada uno de estos deportistas de élite estaban en su pico máximo de rendimiento.
El mundo del deporte está lleno de historias de sacrificio, esfuerzo y éxito. Sin embargo, algunos atletas han decidido dejar atrás la gloria y la competencia para seguir un camino religioso y espiritual. Para ellos, la fe se convirtió en la prioridad, y su vida tomó un rumbo completamente distinto al que habían planeado en sus años de esplendor deportivo. Estos son cinco casos de deportistas que, en el momento cumbre de sus carreras, eligieron la religión por encima de los triunfos.
Philip Mulryne: del fútbol de élite al sacerdocio
Philip Mulryne tuvo el honor de formar parte del Manchester United, pero su camino en el equipo inglés no fue fácil, ya que debía competir con leyendas como David Beckham y Ryan Giggs. Tras una carrera en distintos clubes, Mulryne colgó los botines a los 30 años y encontró una nueva vocación en la Iglesia católica. Se ordenó sacerdote y dejó atrás la vida de lujos que ofrecía el fútbol, asegurando que su conversión fue un proceso de búsqueda de paz y sentido en su vida.

Andrea Jaeger: de promesa del tenis a monja dominica
A los 16 años, Andrea Jaeger ya era una de las mejores tenistas del mundo, alcanzando el puesto número dos del ranking WTA y disputando finales en torneos de Grand Slam. Sin embargo, las constantes lesiones en su hombro la llevaron a retirarse prematuramente del tenis a los 22 años. En lugar de intentar regresar a la competencia, decidió dedicar su vida al servicio de los demás, creando una fundación para ayudar a niños con cáncer. Años después, en 2006, tomó los hábitos y se convirtió en monja dentro de la Iglesia Anglicana-Dominicana.

Carlos Roa: un arquero fiel a sus creencias
Carlos Roa fue un destacado arquero argentino que brilló tanto en su país como en Europa, especialmente con el Mallorca de España. Sin embargo, su devoción a la fe adventista lo llevó a tomar una decisión poco común en el mundo del fútbol: se negó a jugar los sábados, considerados sagrados en su religión. Esto generó conflictos con sus equipos y finalmente lo llevó a retirarse del fútbol profesional para vivir su fe plenamente. Aunque regresó a las canchas un tiempo después, siempre mantuvo su compromiso de no jugar en sábado hasta su retiro definitivo.

Chase Hilgenbrinck: el defensor que dejó el fútbol por la Iglesia
Chase Hilgenbrick tuvo una carrera modesta como futbolista, jugando en distintos equipos de Estados Unidos y Chile. Sin embargo, a los 26 años, cuando aún tenía mucho camino por recorrer en el deporte, tomó una decisión radical: dejó el fútbol para ingresar al seminario. Su retiro fue sorpresivo, ya que no se conocían detalles de su inclinación religiosa hasta el momento de su anuncio. Actualmente, ejerce como capellán en una iglesia en su país natal.

Shelly Pennefather: la estrella del baloncesto que eligió el claustro
Shelly Pennafather dejó una marca imborrable en el baloncesto universitario, rompiendo récords en la Universidad de Villanova y destacándose como una de las deportistas más talentosas de su generación. Sin embargo, tras una carrera exitosa, optó por una vida completamente diferente al ingresar a un convento de clausura. Hoy es conocida como la Hermana Rose Marie de la Reina de los Ángeles, y su vida está dedicada a la oración y al silencio, dejando atrás la pasión por el baloncesto que la llevó a la cima.

Estos casos reflejan que el éxito en el deporte no siempre es el destino final de quienes lo alcanzan. Para estos atletas, la fe, la espiritualidad y lo religioso se convirtió en el motor de sus vidas, llevándolos por un camino completamente distinto al que alguna vez imaginaron.