Giannis Antetokounmpo: de no poder profesionalizarse por “falta de papeles” a la cima de la NBA
Su infancia en Grecia como inmigrante ilegal, sus tardes de venta ambulante, las dificultades para ser profesional y todos los logros de Giannis Antetokounmpo en la mejor liga del mundo.
Hace algunos meses, firmó un contrato por tres años y 186 millones de dólares con la franquicia en la que jugó toda su carrera, los Milwaukee Bucks. Pero si le hubieran preguntado veinte años atrás a un pequeño Giannis Antetokounmpo, que vendía relojes en las calles de Atenas y temía ser deportado, si imaginaba algún día tener siquiera algunos miles de dólares, seguramente hubiese contestado, cabizbajo y entre lágrimas, que eso sería muy poco probable. Su familia emigró de Nigeria para buscar “mejores oportunidades”, debió vender lentes y relojes en la calle para comer y cuando quiso ser un profesional del básquet no pudo por asuntos legales. Hoy es bicampeón de la NBA, fue distinguido dos veces como el mejor jugador de la liga y tiene muchos motivos para aspirar a serlo una tercera. La historia de Giannis Antetokounmpo.
Solo Francis, su hermano mayor, nació en Nigeria. Porque luego de ello sus padres emigraron ilegalmente a Grecia en busca de un futuro más próspero. Allí tuvieron otros cuatro hijos: además de Giannis, a Thanasis, Kostas y Alex. La infancia de los Antetokounmpo fue muy dura, no tenían dinero ni papeles. Para comer, la familia, incluidos los hijos pequeños, vendía cualquier tipo de producto en la calle, desde relojes y anteojos hasta bolsos falsificados. Y a nivel social vivían con miedo a ser deportados y se sentían constantemente discriminados: por su color de piel y por su condición de “forasteros”.
Giannis, nacido en diciembre de 1994, contó alguna vez que de pequeño iba con sus hermanos a un ciber-café a mirar a las grandes estrellas de la NBA. En la pantalla se deleitaban con jugadas de Scottie Pippen, LeBron James, Kevin Durant, entre otros. Y comenzó a forjarse dentro suyo un deseo de jugar al básquet. Un entrenador lo formó y potenció, dado que el griego era un chico con grandes cualidades físicas (hoy mide 2,11 metros). Pero cuando llegó a la edad asolescente, tras perfeccionar su juego y esgrimirse como un prometedor talento, tuvo un problema. La familia Antetokounmpo no tenía nacionalidad griega ni ningún tipo de papeles, así que Giannis no podía competir en la Primera División del país en el que había nacido. El sueño estaba en jaque.
“Probamos de todo”, confesó alguna vez. Pero no había caso. Se vio obligado a firmar con un equipo de la segunda, donde la burocracia era menos exigente. Recién al cabo de mucho tiempo, algunas organizaciones deportivas lo ayudaron a gestionar su nacionalidad (no podían dejar escapar semejante jugador) y finalmente le fue concedida. Así, pudo postularse para el Draft de la NBA del año 2013, con 18 años, el que fue elegido en el puesto 15. Durante sus primeros meses en la franquicia que lo seleccionó, los Milwaukee Bucks, el ala-pívot enviaba la mayor parte de su salario a sus padres, en Grecia, mientras él se guardaba unos pocos.
Su crecimiento como jugador fue paulatino. Cuando tenía 23 años y ya se acercaba a ser considerado una estrella, sufrió un durísimo golpe a nivel familiar. Una mañana igual a la anterior atendió el teléfono y oyó lo siguiente: su padre, Charles Antetokounmpo, antiguo futbolista, había fallecido de un ataque al corazón a los 54 años. “No quiero jugar más”, llegó a asegurar el de los Bucks luego de la tragedia. “Pensé que se había terminado”, sostuvo su pareja sobre la carrera de un Giannis que era muy apegado a su familia. Pero finalmente se repuso y regresó diez días más tarde a la competencia. Jugó solo 23 minutos aquella noche, pero le alcanzaron para anotar 24 puntos. Desde ese momento, su carrera fue en un pronunciado ascenso cuyo estancamiento no se divisa cerca.
En la temporada 2018-19 Giannis Antetokounmpo se convirtió en el mejor jugador de la NBA. Sus Bucks ganaron 60 de los 82 partidos de aquella temporada regular y la liga no tuvo otro remedio que otorgarle el premio al MVP de aquel año. 27,7 puntos y 12.5 rebotes fue su promedio. “Descomunal”, podría uno describir. Pero lo cierto es que habría que ahorrar adjetivos para catalogar adecuadamente la siguiente: en la temporada 2019-20 promedió 29,5 puntos y 13,6 rebotes y retuvo su premio como Jugador Más Valioso de la NBA. Si bien en aquellos años no pudo conseguir el sueño de ser campeón, sí lo alcanzó la temporada siguiente. En junio de 2021, en el sexto de los partidos frente a los Phoenix Suns, Giannis anotó ¡50 puntos! y sentenció las Finales de la NBA 4-2 en favor de Milwaukee. El griego, obviamente, ganó el premio al MVP de aquella serie.
Giannis, emocionado tras ser reconocido como el MVP
Hoy, con 29 años, Antetokounmpo lidera a un equipo que es escolta de los Boston Celtics en Conferencia Este de la NBA y aspira a obtener su segundo campeonato con los Bucks. De la misma manera, pretende ser nuevamente el mejor jugador del mundo: sus 30.8 puntos de promedio atestiguan que está en condiciones. Pero solo él sabe lo que debió transitar hasta los millones, los premios y las fotos. Como reflexionó alguna vez:
“No jugué al básquet por el dinero y la fama, lo jugué solo porque quería cambiar la vida de mi familia”.
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