Kyrie Irving confesó en su época como jugador de Brooklyn Nets que era un devoto musulmán, pese a que algunas prácticas de su religión a veces se opongan a las que habitúa un atleta de la NBA, como por ejemplo el ayuno. Aparentemente, la época de Ramadán resulta muy especial para él y le trae buenos resultados, aunque, según él, el básquet quede eclipsado por la fe durante ese mes.

Desde el 10 de marzo al 9 de abril se celebra el Ramadán de este año. Es un tiempo de oración, ayuno, reflexión, contrición, comunidad y conmemora la primera revelación de Mahoma, hace 1.400 años. En ese contexto, Irving jugó frente a Denver Nuggets un partido clave en pos de la clasificación de los Dallas Mavericks a los playoffs. Los de Dallas vencieron a los conducidos por Nikola Jokic con un esencial aporte de Irving (24 puntos y una espectacular canasta con tiempo cumplido).

Maxi Kleber le pasó el balón al base con 2.8 segundos por jugar. Este lo tomó, marcado por un Jokic 23 centímetros más alto que él, y ejecutó una canasta desde larga distancia con la izquierda, su mano “inhábil”. Sonó la chicharra, el balón entró y los jugadores de los Mavs se abalanzaron sobre él, delirando. Doncic hacía gestos de incredulidad y todos estaban asombrados de proeza: “Yo no podría. Estoy impresionado. Es diferente. Es diferente”, declaró Luka tras el encuentro.

El propio Irving destacó la ayuda de Dios en su básquet: “Jugar 48 minutos sin poder beber o sin tener nada en mi estómago es como un milagro", explicó. Un fiel creyente, que se mostró fervoroso tras el éxito al que lideró a su equipo, Dios mediante:

“No estoy solo. Tengo hermanos y hermanas en el mundo que me ayudan. Las oraciones son sagradas. Dios está dentro de mí, dentro de ti y de todos. Camino en la fe y es lo que importa. Cuando tengo la oportunidad y muestro los talentos que Dios me dio, es algo que me enorgullece”.

Mira la canasta de Irving

En la última jugada y con la marca de Nikola Jokic (Vía: X).