El último domingo se jugó la final de Wimbledon y se repitieron los representantes de la última edición: de un lado, el máximo ganador de Grand Slam de la historia; del otro, el joven prodigio llamado a cambiar el tenis. Y el español Carlos Alcaraz, de 21 años, volvió a vencer a Novak Djokovic, de 37, como hizo en 2023. Pero, esta vez, por un margen más amplio y de forma categórica: fue 6-2, 6-2 y 7-6. El trofeo, como sucede tradicionalmente, se lo entregó Kate Middleton.

Desde que la princesa de Gales anunció en marzo, tras especulaciones y críticas, que sufría un cáncer, desapareció del ámbito público casi por completo. Se la vio en el cumpleaños del rey Carlos III, el pasado 15 de junio, y no había vuelto a hacer una aparición. Hasta Wimbledon, un torneo con el que tiene un vínculo histórico. Middleton es la encargada de entregarle el trofeo “Challenge Cup” al debido campeón desde hace varios años, pero se especulaba con su presencia.

La esposa de Guillermo no había estado presente en la final femenina entre Jasmine Paolini y Barbora Krejcikova. Pero en redes sociales expresó su deseo de estar en la final masculina pese al tratamiento de su enfermedad. Asistió con su hija Charlotte de 9 años y fue ovacionada por todos en el All England, que se pusieron de pie en el momento que ella y su hija caminaban a su asiento. Un emotivo momento en la final del torneo de tenis más tradicional de la historia.

Luego de la inolvidable victoria de Alcaraz sobre Novak Djokovic, que le dio su cuarto título de Grand Slam y lo convirtió en el cuarto jugador Sub 21 en ostentar tantos torneos grandes (junto con Boris Becker, Bjorn Borg y Matts Wilander), Middleton bajó al césped de la Cancha Central y le dio al español su trofeo: el segundo consecutivo. Horas más tarde, España venció a Inglaterra en la final de la Eurocopa... pero en ese momento todavía era todo alegría para los londinenses.

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