Pasaron casi 26 años desde que comenzó el amor entre Lionel Messi y Antonela Roccuzzo, una historia que empezó en la Costa Atlántica Argentina, en un balneario de Punta Mogotes en la ciudad de Mar del Plata. La Pulga y la Negra, tal como los apodaban a ambos en 1998, celebran su primer San Valentín en Miami.

La aventura del amor se dio a través de un juego de niños. Por aquel entonces se divertían con arena y con amigos en común, sin pensar que iban a tener un libro para escribir una historia juntos. Una historia que sería admirada y codiciada por millones de personas. Una historia de la que todos quieren saber y conocer en profundidad. Una historia que tiene frutos a la vista, como lo son sus queridos hijos Thiago, Mateo y Ciro.

La fotografía que se dio a conocer mucho tiempo después data de las vacaciones que compartieron juntos en la niñez. Leo tenía 10 años y Anto casi la misma edad. Por aquel entonces, la pequeña promesa futbolera de las divisiones menores de Newell´s Oll Boys de Rosario sorprendía a todos con sus habilidades con el balón. Su categoría, la ´87, era invitada a una infinidad de torneos en toda la República Argentina. Es que todos querían ver al famoso 10.

Por eso Messi viajó hasta Balcarce, una localidad ubicada a unos 70 kilómetros de distancia de Mar del Plata, para competir en un campeonato en el club Racing, equipo que era local. Leo se hospedó en la casa de una familia del lugar junto a su compañero Matías Pecce y se reencontró con su amiga de aquel entonces, Antonela, prima de otro integrante de esa categoría de Newell´s, Lucas Scaglia.

"Anto vivía a pocas cuadras y, después de los entrenamientos, nos encontrábamos en la casa de Lucas o en la de la abuela, que quedaba arriba del supermercado que balearon. Éramos un grupo de chicos que se divertía todo el tiempo con la pelota, ya sea en la calle, en el garage, en el patiecito. Incluso jugábamos al FIFA 98 en la computadora y nos turnábamos. Todas las tardes estábamos Leo, Antonela, Facundo, Lucas y su hermano menor, disfrutando de una merienda o una cena. Podíamos hacer alguna travesura, como el día que con un pelotazo le volcamos los tachos de pintura a un hombre que estaba trabajando en el frente de la casa de Scaglia. Picardías de chicos. Fue una época maravillosa, nunca hubiéramos imaginado lo que se generaría con el tiempo", contó Walter Vittor, otro compañero de Messi en ese entonces.

Y también agregó: "Cuando estaban juntos, a veces había una mirada medio pícara, pero todo en la inocencia de los chicos que éramos. Después, ese vínculo terminó de florecer más adelante".

Al partir a Buenos Aires, y luego a Barcelona, los caminos de Leo y Antonela fueron diferentes. La comunicación se daba por medio de cartas, donde el 10 le prometía que serían novios. Pero un gesto de la Pulga fue determinante para que la relación se reavive: viajó a Rosario en 2005 para acompañarla en el fallecimiento de una de sus mejores amigas.

En 2007 se oficializó la relación. Desde entonces se empezaron a ver más a menudo fotografías de ambos. Si bien estuvieron un tiempo distanciados, ya que Antonela todavía vivía en Argentina, la historia de amor se había concretado. Sin embargo, en 2010, en el mundial de fútbol que se disputó en Sudáfrica, la modelo viajó con la familia del 10.

En 2012 se supo que Antonela Roccuzzo estaba embarazada. El 2 de noviembre de ese año nació Thiago, el primero de sus tres hijos. En 2015 llegó Mateo. El 1 de julio de 2017 se casaron en Rosario. Y, en 2018, tuvieron a Ciro.

La historia de amor sigue vigente y, tal como anunció Messi en 2023, no descartan la llegada de un cuarto hijo. El deseo del 10 del Inter Miami y su esposa es que sea una nena.