La historia de Bryson de Chambeau, el “científico” con una dieta a base de proteínas
DeChambeau lideraba el Masters de Augusta con -7, pero acabó 6º. La dieta a base de calorías, la razón de su apodo el “científico”, la ida a la LIV Golf y la vez que subestimó el Masters.
Bryson DeChambeau nació en Modesto, California, hace 30 años. En su casa no siempre abundó la comida, aunque suene paradójico, dado que el golfista es conocido por haber mantenido una dieta de 3.500 calorías y 400 gramos de proteínas diarios. Cuando tenía 6 años, el pequeño Bryson ya se mostraba muy perspicaz con las matemáticas y comenzaba a aprender álgebra. En su adolescencia, cuando ya era un habitué en las canchas de golf, conoció el libro The Golfing Machine, de Homer Kelley, que inspiró en él una idea revolucionaria. En aquella época no era más que eso, una idea. No hubiese podido imaginar que más de una década después sería campeón de un Major o que pesaría 111 kilos. Ni que la polémica rodearía su partida hacia la LIV Golf, o que sufriría una maldición en el Masters de Augusta. Y menos, que llegaría a liderarlo.
DeChambeau estudió en la universidad Southern Methodist de Dallas. Allí ganó el US Open amateur y logró su título en Física. Es sumamente importante mencionar lo logrado a nivel académico, porque le otorgaría su apodo de el “Científico” y determinaría la forma en que él interpreta el golf. Producto de su formación, DeChambeau es conocido como un estudioso del deporte. Junto a su caddie, mide además del viento y la distancia, como hacen la mayoría de sus colegas antes de un tiro, el material de la bandera, la caída, la densidad del viento. Tal es su minuciosidad que en el circuito del PGA Tour, desde su irrupción en 2016, se lo reconoce como un jugador lento, que incluso una vez se ha llegado a demorar más de dos minutos antes de ejecutar un golpe. Cuando el californiano leyó The Golfing Machine se le despertó una idea innovadora. Al tiempo la ejecutó, convirtiéndose en el único jugador del tour que utiliza absolutamente todos sus palos de la misma longitud. En general, suelen ser más largos cuanto más plana sea la cara.
El nombre de Bryson DeChambeau comenzó a ser realmente conocido en el año 2020. Luego de la pandemia, el Científico regresó al golf con 20 kilos más (111, y 1,85 metros) y reveló que durante el confinamiento había (evidentemente) cambiado su alimentación. “Tomé la pandemia como una oportunidad, no como un año perdido. Sentí que podía hacer algo grande: cambiar mi estilo de vida, mejorar mi alimentación, y espero que inspire a otros a hacer lo mismo”, dijo alguna vez. Bryson, confesó, ingería siete batidos, un total de 400 gramos de proteínas y 3.500 calorías por día. Quería aumentar su potencia y lo cierto es que lo consiguió. En el segundo Major tras la pandemia de COVID-19 se consagró campeón. Fue en el US Open y por una diferencia de seis golpes. Aquel 2020, DeChambeau promedió 322 yardas con el drive y fue el golfista que más largo golpeó desde el tee. Luego del título más importante de su carrera, además, entró en un selecto grupo de tres jugadores que ganaron el US Open amateur y el profesional. Antes que él lo habían conseguido dos viejos conocidos: Jack Nicklaus y Tiger Woods.
Al siguiente Masters de Augusta, el de 2021, DeChambeau llegaba como gran candidato. Pero una inoportuna declaración fue el pretexto de un muy mal fin de semana. “Lo veo como un par 67 para mí, porque puedo alcanzar todos los pares 5 en dos golpes, no hay problema. Si las condiciones siguen siendo las mismas, es el par que siento para mi juego. No soy arrogante: puedo llegar tan lejos como quiera”, dijo antes del jueves, confiando en su espectacular potencia. Pero fue preso de sus palabras y cuatro días después acabaría en el puesto 46º. “¡Nunca subestimes a Augusta!”, se pronunciaban los fanáticos. “La maldición del que habla mal del Masters”... Casualidad o no, DeChambeau no superó los cortes clasificatorios en los dos años posteriores. Aunque en este 2024 la realidad es muy distinta.
En 2021, el PGA Tour comenzó a analizar una regla que los en los medios algunos llamaron la “regla Bryson”. La asociación proponía sancionar a los golfistas que demoraran mucho en sus tiros, para promover el dinamismo del juego. Y enseguida muchos interpretaron que era exclusivamente para “apurar” a DeChambeau, uno de los más lentos de entre los jugadores. El exhaustivo análisis previo a cada tiro hizo que, en el Northern Trust Open de 2019, el Científico en una ocasión tardara casi 3 minutos en ejecutar un approach. Un récord. De todas formas, el PGA no lo sufrió mucho tiempo más, porque Bryson fue uno de los tantos que se mudó a la LIV Golf, la liga financiada por los Emiratos Árabes que impulsó y promovió el bicampeón del Open Championship Greg Norman.
El año pasado, sus médicos le dijeron que la dieta que llevaba afectaba su proyección de vida. DeChambeau, que alguna vez dijo que quería vivir “130 o 140 años”, se vio obligado a priorizar su salud y hacer algo para proteger su “organismo hiperinflamado”. Bajó 8 kilos en 24 días y, aunque perdió potencia, demostró seguir siendo un golfista capaz de competir en la élite. Mírese si no, la tabla del presente Masters de Augusta. El Científico firmó una tarjeta de -7 el primer día y acabó como el único líder, aunque no pudo contener la embestida del número 1 y flamante bicampeón Scottie Scheffler. Bryson DeChambeau dejó atrás la dieta hiperproteica, la “maldición” de Augusta e incluso el PGA Tour, pero nada de eso hizo que él y sus palos igualmente largos lo erigieran como el mejor del viernes en el campeonato más prestigioso del golf.
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