La historia de Troy Jackson, el gigante de 220 kilos que se volvió una leyenda del básquet
Su sobrepeso le imposibilitó brillar en la NBA como su hermano Mark, pero Troy Jackson halló en el streetball su lugar. Un increíble talento que falleció tras un problema cardíaco a los 38 años.
Soñaba con jugar en la NBA, como cualquier chico que hace rebotar un balón naranja durante su adolescencia. Y tenía condiciones: un talento excepcional, 2,08 metros de altura… Pero pesaba 220 kilos en su último año de la secundaria y, evidentemente, su cuerpo no era el de un atleta de élite. Sin embargo, tan bueno era, que más allá de su sobrepeso, logró que durante su etapa final en Hills East High School de Nueva York lo observaran cazatalentos de la Universidad de Louisville y le ofrecieran una beca. Troy Jackson la tomó, esperanzado en cumplir el sueño de su infancia. Pero la vida lo llevaría por otros caminos.
Mark Jackson, su hermano mayor, ya brillaba en la NBA y había sido elegido Rookie del Año en su primera temporada en la liga, solo tres años después de que Michael Jordan obtuviera dicho reconocimiento. Troy quería seguir sus pasos, pero no sería sencillo. En la universidad le propusieron una dieta estricta para ponerse en forma, pero más allá de haber bajado de peso hasta los 165 kilos jamás pudo asentarse y rendir: jugó 20 partidos en dos años, promedió 3 puntos y 1,6 rebotes y acabó siendo relegado a la banca.
“Tenía el talento, pero no la disciplina. Si Troy hubiera tenido la disciplina que tenía Mark, podría haber jugado en cualquier lugar”, fue la reflexión de su madre, tiempo después, por la carrera que su hijo jamás pudo hacer.
Su lugar en los Louisville Cardinals ya no era preponderante y Troy Jackson decidió abandonar la universidad para unirse a las giras de los Harlem Globetrotters, luego de que recibiera una invitación. Desde entonces, su vida cambiaría y se volvería la leyenda que en la NBA no pudo ser. En 2003, la empresa de vestimenta deportiva AND1 le propuso participar en sus competencias de exhibición Mix Tape Tour, a fin de popularizar el streetball con giras y transmisiones de ESPN.
“Cuando el streetball estuvo disponible como carrera, se lanzó a ello. Streetball era el lugar para él. Y no trabajó ni un día más en su vida”, confesaría su madre mucho después. Jackson se volvió la figura del espectáculo y su talento, que se volvía aún más novedoso por su contextura, hizo que se convirtiera en el más admirado por los fanáticos. Lo apodaron Escalade, por el paralelismo con el vehículo deportivo todo terreno de la marca Cadillac, y llegó a ser la tapa de la revista Sports Illustrated. “Una vez estábamos caminando por el centro comercial, y algunos niños corrieron detrás de nosotros, y yo pensaba ´deben reconocerme´. En cambio, uno de ellos me dio un golpecito en el hombro tímidamente y me preguntó: `¿Podemos tomarnos una foto con Escalade?´”, narró una vez su hermano Mark, que entonces ya había disputado 17 temporadas en la NBA…
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Hasta 2011, Troy Jackson hizo lo que lo hacía feliz y brilló desplegando su magia en una pista de baloncesto, mientras el público lo admiraba: “La gente se intimidaba al principio por su tamaño, pero luego se daban cuenta que era un oso de peluche gigante”, recordó tiempo atrás Mandy Murphy, gerente de relaciones públicas de AND1. El 19 de febrero de 2011, Jackson fue parte del All Star que se disputó en el Staples Center de California en 2011. Un día después, una enfermedad cardíaca hipertensiva hizo que su corazón se detuviera. Fue el fin de la leyenda gigante. Y su madre lo recordó así: “Dios me dio un tiempo limitado. Debe haberlo necesitado más allá arriba que aquí”.
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