Soñaba con jugar en los Golden State Warriors, era su equipo de la infancia. Pero cuando fue parte del Draft de la NBA en 2010, no solo no lo seleccionaron los de San Francisco; sino que nadie. Un fracasado intento de unirse a la mejor liga de básquet del mundo. Pero, tenaz, el estadounidense de ascendencia chino-taiwanesa Jeremy Lin insistió y consiguió acordar con los Warriors un contrato para la temporada 2010-11. En su temporada de novato promedió menos de 10 minutos. Nadie, absolutamente nadie, podría haber imaginado entonces que Kobe Bryant se vería eclipsado por él, que sus actuaciones quedarían en la historia y que nacería un fenómeno conocido como “linsanity”.

La historia se remonta al 4 de febrero de 2012. Aunque aquella mañana no lo sabía aún, ese día la NBA comenzaría a hablar constantemente de él; y cada vez más. Lin había completado una “mediocre” temporada como rookie en Golden State y había pasado a los New York Knicks, en cuyo estadio, el Madison Square Garden, forjaría su leyenda. Hasta aquel 4 de febrero, había jugado solo 9 partidos y promediado menos de 10 minutos en toda la temporada. Pero los Knicks estaban golpeados y se encaminaban, con los Brooklyn Nets en frente, a su séptima derrota consecutiva; por lo que su entrenador pateó el tablero y envió al campo de juego al chiquillo de 23 años.

Ese día, Jeremy Lin anotó 25 puntos y 7 asistencias y lideró la victoria de los Knicks. Impensado. Dos días después, frente a Utah Jazz, Mike D´Antoni volvió a confiar en él y lo usó durante 44 minutos. Lin respondió con 28 puntos y 8 asistencias. El 8 de febrero el rival fue Washington Wizards. ¿Qué hizo Lin? 22 puntos y 10 asistencias. El desconocido de ascendencia asiática ya daba qué hablar, y aún no había ofrecido su más recordada función, el 10 de febrero de 2012, frente a Los Ángeles Lakers de Kobe Bryant.

Antes de aquel partido, The Black Mamba” había dicho, sobre quien llegaba "en racha" al encuentro, que no lo conocía: no era “chicana”, sino pura honestidad; nadie conocía a Jeremy Lin. Por supuesto que 24 horas después Bryant no podía seguir afirmando lo mismo. Porque en su visita al Madison perdió 92-85 y sufrió los 38 puntos y 7 asistencias de Jeremy Lin. Él anotó 34, pero fue totalmente opacado por el chico que transitaba su 2º temporada en la NBA. El entrenador D´Antoni confesó alguna vez que Lin casi le responde a Kobe por los imprudentes dichos antes del encuentro… pero su devoción por el 24 de los Lakers fue más, y primó el respeto.

Desde aquel 10 de febrero ya no se hablaba de otra cosa que de Jeremy Lin. No de los candidatos a ganar el Anillo de la NBA, ni de LeBron James, ni de los Spurs, ni de Kobe; de Jeremy Lin y de la “linsanity”. Su nivel duró, en el auge, un mes. En marzo decayó, pero mostraba resabios de un lapso glorioso. En abril ya volvió a ser el Jeremy Lin de los 9, 10, 11 puntos por partido. Y jamás en 10 años de carrera volvió siquiera a acercarse a una performance como la que tuvo frente a nada menos que Kobe Bryant. Pero aquel impredecible “paréntesis” le garantizó varios millones en sus temporadas posteriores y lo mantuvo una década en el alto nivel, a pesar de promediar solamente 11 puntos a lo largo de toda su carrera.