Los Dallas Mavericks recibían en su casa a los Minnesota Timberwolves en el Juego 3 de las Finales de la Conferencia Oeste de la NBA. Ya le habían ganado a los de Anthony Edwards, Rudy Gobert y compañía en los dos primeros duelos, ambos en Minnesota. Y tenían en sus manos una oportunidad de oro: ponerse 3-0 un resultado que siempre termina bien en la NBA.

Luka Doncic volvió a brillar. Y a demostrar por qué es uno de los mejores jugadores del mundo, candidato al MVP, y por qué se trata de un jugador de época. El base de los Mavs anotó 33 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias en un partido que su equipo dominó de principio a fin, a excepción de un lapso en el tercer cuarto en el que los visitantes se acercaron en el resultado. Pero en Dallas no se asustaron y a un Doncic excepcional se le sumó Kyrie Irving, su mejor socio.

Irving también anotó 33 puntos, además de 3 rebotes y 4 asistencias. Y volvió a ser fundamental, como en el Juego 2, para el triunfo de los Mavs. El resultado final fue 116-107 y la serie quedó 3-0 en favor de los de Luka Doncic. Nunca en la historia, en ninguno de los otros 154 casos, un equipo que estuvo 3-0 arriba acabó perdiendo la serie.

En el Juego 2, Doncic había sido tan o más influyente para su equipo. A falta de 3 segundos, anotó un triple ante la marca de Rudy Gobert, mejor defensor de la liga, para sentenciar el juego 109-108. Los Wolves juegan contra los Mavericks y la estadística; contra Doncic y la historia. Historia que el esloveno quiere escribir con su propia mano, a fin de meter a su equipo en las Finales de la NBA por primera vez desde su llegada, en 2018.

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