Lulu Sun no era más que la 123º de la WTA hasta hace unos días. Pocos la conocían y no tenía por qué llamar la atención. Pero ahora todo Wimbledon habla de ella, ya que junto a la estadounidense Emma Navarro es una de las grandes revelaciones del Abierto Británico. Sun venció a la local Emma Raducanu, está en cuartos de final, escaló 60 posiciones en el ranking y dio a conocer su historia de varias raíces.

Todo comenzó en la qualy. Lulu Sun debió sortear las tres instancias clasificatorias para ser parte del cuadro principal de Wimbledon, que es el segundo del que participa en toda su carrera (perdió en la primera ronda del Australian Open). Luego, se chocó con la 8º preclasificada y dio el golpe: venció a Zhen Qinwen en tres sets. Desde entonces, cosechó otras tres victorias y ahora está en los cuartos de final, donde se cruzará con Donna Vekic por un lugar entre las cuatro mejores del torneo.

Ya siendo la revelación de Wimbledon, se conoció su historia. Nació en Te Anau, un pueblo ubicado en Southland, al sur de Nueva Zelanda, con una población de menos de 2000 habitantes. Luego de un paso por China, a los cinco años se mudó a Suiza y como tenista junior representó al país de Roger Federer. Pero en los últimos años decidió volver a jugar para Nueva Zelanda, su país de origen. Sobre su pueblo natal, aseguró:

“Hay prácticamente más ovejas y ciervos que personas”.

Habla inglés, chino, francés y está aprendiendo japonés. Pero es el orgullo de su país. Es la primera neozelandesa que alcanza los octavos de final de Wimbledon en la Era Abierta y es la séptima tenista (de cualquier nacionalidad) que, comenzando desde la qualy, se mete entre las 8 mejores. “Representar a Nueva Zelanda es más que una elección profesional, es un tributo a mis raíces, un homenaje a mi origen y un compromiso con el país que siempre ha sido una parte fundamental de lo que soy y de lo que quiero ser”, declaró Lulu Sun, la chica de 23 años que hace historia en Londres.

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