Nate Robinson: la lucha por un riñón y sus sueños de vida
El ex NBA continúa batallando contra la insuficiencia renal que confesó en 2022; “odiaría que alguien muriera por darme un riñón”.
Nate Robinson jugó 12 temporadas en la NBA y vistió las camisetas de grandes equipos como Boston Celtics, Chicago Bulls y Golden State Warriors, entre otros. Fue tres veces campeón del torneo de mates de la liga pese a sus 1,75 metros y se retiró en 2016. Tenía problemas de salud que se le habían diagnosticado 10 años antes, cuando jugaba en New York Knicks, pero en su momento no dijo nada.
Robinson tomó medicamentos durante gran parte de su paso por la NBA a raíz de una insuficiencia renal que le hallaron en 2006, que traía vómitos, calambres y dificultad para respirar como algunos efectos secundarios. Recién en 2022, Robinson dio a conocer la noticia de que necesitaba un riñón, dado que actualmente el suyo funciona al 15%. Recientemente, dio una entrevista a la revista Men's Health en donde habló de sus pesadillas, sus necesidades y sus deseos
Comenzó un tratamiento de diálisis en Seattle, porque sus médicos le dijeron que era lo único que lo salvaría. Mientras tanto, el ex NBA espera ingresar en la lista de espera de Washington para recibir donantes de riñón y, luego, en la del país. En su entrevista, Robinson confesó alguno de sus peores temores:
“Tuve un par de sueños sobre esa mierda (conseguir un donante para el trasplante). Da miedo... Odiaría que alguien me diera ese riñón y muriera para pasar por esto. Eso me dolería mucho. Que alguien tenga que morir para que yo viva. No sé si estoy preparado para ello. En mis sueños, mis familiares me regalan un riñón y todos terminaron falleciendo. Eso me jode un poco”.
Además, aseguró que espera vivir 40 años más (tiene 40) y que quiere ver crecer a sus nietos. “Debo luchar para ello”, reconoce el famoso por sus volcadas. En abril aseguró que si no consigue un riñón pronto su vida correrá peligro y en estos días se sinceró respecto de sus planes: “Soy como un niño en Disneylandia. Debo quedarme. Quiero seguir vivo durante los próximos 40 años: ser abuelo, ver a los hijos de mis hijos, llevarlos al gimnasio, contarles las historias de cuando estaba en la NBA con 'Bron (James) y Kob' (Bryant) y todos estos tipos”.
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