El 11 de junio de 1997 es una fecha que los fanáticos de la NBA nunca olvidarán. Ese día, Michael Jordan y los Chicago Bulls lapidaron las esperanzas de Utah Jazz de obtener su primer Anillo en la historia. Pero sobre todo, lo que más marcó aquel encuentro, fue la mítica historia alrededor del 23 de los rojos. Durante décadas se le llamó el “flu game”, en alusión a una supuesta gripe que golpeó a Michael Jordan aquella noche. Pero ¿fue esa la verdadera razón de su fatiga?

Eran las 10 de la noche del día previo al quinto partido de las Finales de la NBA entre Chicago Bulls y Utah Jazz; y Michael Jordan tuvo hambre. ¿Qué podría salir mal? Decidió encargar una pizza de pepperoni con masa fina y jamás imaginó las consecuencias. Años más tarde, MJ declararía:

“Estaba en mi habitación del hotel Marriott. Eran las 22:00 o 22:30 y tenía hambre. Comí la pizza. Solo yo, nadie más. Me desperté a las 2:30 vomitando. No fue gripe, fue una intoxicación alimentaria”.

Al día siguiente, Jordan estuvo varias horas en la cama y no dejó de vomitar. Confesó que fue por culpa de la pizza y no por una gripe. De todas formas, nadie de los Bulls, que lo veían “temblando”, creía que su figura podría competir aquel día por la noche, y esa era la peor de las noticias. ​​“Me pasé el día en la cama. No podía comer, echaba toda la comida”, contó MJ.

Pero el mejor jugador de básquet de todos los tiempos tenía guardado un as bajo la manga. A pesar de una fatiga que lo abatió durante todo el día, Jordan jugó de maravilla frente a los Jazz. Contra todo pronóstico, anotó 15 puntos en el último cuarto, finalizando con 38, y dejó a los Bulls 3-2 en la serie que luego ganarían. La historia del “flu game”, que, en realidad, de gripe no tuvo nada: se debió a una pizza.