Cuando Pete Sampras ganó su decimocuarto Grand Slam, fue la cifra más alta jamás alcanzada por un masculino en tenis.  Después de su primera victoria contra Andre Agassi en la final del US Open de 1990, Pete Sampras ganó 350.000 dólares en premios.

A diferencia de la mayoría de los atletas, incluidos los tenistas, Pete Sampras tuvo cuidado de no desperdiciar los 350.000 dólares que recibió como premio. Fue su primera victoria en un Grand Slam y no había nada de malo en gastarlo todo si quería. Pero eso no es lo que hizo Sampras.

“Después de vencer a Lendl, al día siguiente fui de compras a Gresham Bros., una bonita tienda en Nueva York. Compré un traje porque es algo que necesitaré en el futuro”, dijo Pete Sampras.

Pete Sampras venció a la leyenda checa Ivan Lendl por 6-4, 7-6 (7-4), 3-6, 4-6, 6-2 en cuartos de final. Fue una gran victoria para un joven Sampras y un motivo de celebración. Sin embargo, sólo compró un traje porque lo necesitaba; no por placer.

Continuó: “En este momento, realmente no estoy mucho en casa. Si consigo, digamos, un Porsche, mi hermano (Gus) lo conduciría todo el tiempo. Regresaba a casa y había 20,000 millas porque él había estado yendo a Las Vegas y regresando”.

Casi por razones hilarantes, Pete Sampras lo atribuye a su rivalidad entre hermanos con Gus Sampras. Gus podría ser el mayor fanático de los autos deportivos entre los dos. Este valor del dinero y la naturaleza de no ser un derrochador es una rareza entre los atletas jóvenes.

En la mayoría de ocasiones se debe a su educación y a los valores que les inculcaron sus padres. Los padres de Pete Sampras, Sam Sampras y Georgia Sampras, son muy reservados, pero han sido los mayores partidarios de su hijo.