A medida que se acerca la participación de México en la Copa América 2024, se recuerdan capítulos controvertidos que han dejado huella en la historia del Tricolor en este torneo continental. Uno de los momentos más discutidos tuvo lugar en 2011, antes del campeonato celebrado en Argentina, cuando ocho futbolistas mexicanos fueron sancionados por la Federación Mexicana de Fútbol (Femexfut).

Los jugadores, integrantes del equipo sub-22 que se preparaba para la Copa América, fueron descubiertos llevando prostitutas al hotel donde se hospedaban en Quito. Inicialmente, los futbolistas reportaron un robo de pertenencias, pero más tarde se reveló que las mujeres implicadas fueron las responsables del hurto.

Héctor González Iñárritu, en aquel entonces director general de selecciones nacionales de Femexfut, anunció en conferencia de prensa las sanciones impuestas a los jugadores. “Los jugadores serán inhabilitados durante los próximos seis meses de cualquier convocatoria de la selección nacional”, declaró González Iñárritu. Además de la suspensión, cada jugador debió pagar una multa considerable como consecuencia de sus acciones.

La lista de jugadores suspendidos incluía nombres destacados como Jonathan Dos Santos, quien en ese momento jugaba en el Barcelona B y anhelaba su debut en un torneo oficial con la selección absoluta mexicana. Otros futbolistas afectados fueron Marco Fabián de la Mora, Javier Cortés, Jorge Hernández, Néstor Vidrio, Israel Jiménez, David Cabrera y Néstor Calderón, todos ellos reconocidos en el fútbol mexicano.

La noticia de las sanciones conmocionó al equipo y a los aficionados, especialmente en un momento crucial previo a la competencia continental. Luis Fernando Tena, entonces entrenador del equipo, expresó su sorpresa y decepción ante los acontecimientos que llevaron a la salida de los jugadores y la rápida integración de nuevos elementos al equipo.

En la Copa América Argentina 2011, México encaró el desafío con una selección sub-22 reforzada por jugadores sin límite de edad, intentando superar las adversidades derivadas de las sanciones disciplinarias. Sin embargo, el desempeño del equipo en el torneo no cumplió con las expectativas, ya que perdió los tres partidos del Grupo C frente a Chile, Perú y Uruguay.

Este episodio ha quedado marcado como un capítulo oscuro en la historia reciente de la Selección Mexicana en la Copa América, sirviendo como recordatorio tanto para jugadores como para directivos sobre la importancia del comportamiento ético y profesional dentro y fuera de la cancha.