Declan Rice y Lauren Fryer: el amor en la mira del odio gordófobo
La esposa del jugador decidió cerrar sus redes sociales luego de comentarios hirientes sobre su cuerpo
El brillo deslumbrante del fútbol de élite, donde la magia en cada pase y la pasión en cada jugada deberían ser lo primordial, se ve oscurecido por una sombra persistente y repugnante: la gordofobia. En esta ocasión, el foco de esta inaceptable forma de discriminación recae sobre Declan Rice, el talentoso mediocampista del Arsenal, cuya vida personal ha sido brutalmente invadida por una campaña de odio en redes sociales dirigida a su esposa, Lauren Fryer.

Mientras Rice despliega su maestría en el Emirates Stadium, deleitando a los aficionados con su visión de juego y su entrega incansable, Lauren ha tenido que soportar una vergonzosa y dolorosa avalancha de comentarios crueles y prejuiciosos sobre su físico. Las plataformas digitales se han convertido en un hervidero de insultos, con mensajes que no solo la atacan por su figura, sino que llegan al extremo de sugerir que el futbolista "debería buscarse una supermodelo" como pareja, evidenciando una cosificación y una superficialidad alarmantes.

Esta situación no solo expone a Lauren a una violencia digital profundamente hiriente, sino que también impacta de manera inevitable en Declan. La presión de la fama se intensifica cuando se ataca a sus seres queridos, y el sufrimiento de ver a su esposa injustamente vilipendiada se convierte en una carga emocional pesada que puede afectar su bienestar mental y, consecuentemente, su rendimiento en el campo de juego. Parece que, en la obsesión por dañar la imagen de un ídolo, algunos consideran que todos los medios son válidos, incluso atacar a su familia.

No es la primera vez que Lauren recibe ataques debido al trabajo de su marido: ya hace unos meses había eliminado todas sus fotos de Instagram luego de sufrir críticas gordofóbicas, momento que Declan aprovechó para demostrar el amor que siente por su mujer:
“Es el amor de mi vida y no existe nadie mejor para mí"
Lamentablemente, el caso de Lauren Fryer no es un incidente aislado en el mundo del deporte. La gordofobia, con su desprecio visceral hacia los cuerpos que no cumplen con los estándares de belleza irreales e impuestos, ha dejado una marca dolorosa en la vida de muchas mujeres vinculadas a atletas de diversas disciplinas.
Hate en redes sociales
En el fútbol, recordamos los ataques despiadados sufridos por Antonela Roccuzzo, esposa de Lionel Messi, quien en su momento también fue blanco de comentarios ofensivos y fuera de lugar sobre su físico. De igual manera, Pilar Rubio, pareja de Sergio Ramos, ha tenido que enfrentar críticas similares a lo largo de su relación.

Pero esta problemática no se limita al fútbol. En el baloncesto, Ayesha Curry, esposa de Stephen Curry, ha alzado su voz contra las críticas recibidas en relación a su cuerpo, especialmente después de sus embarazos. En el tenis, Kim Sears, esposa de Andy Murray, también ha sido objeto de comentarios superficiales y dañinos en las redes sociales. Incluso en el automovilismo, figuras como Carmen Jordá, aunque ella misma deportista, ha visto cómo comentarios sobre su apariencia llegaban a eclipsar su trayectoria profesional, demostrando la presión estética generalizada que enfrentan las mujeres en el ámbito deportivo.
Estos casos revelan una problemática profundamente arraigada en la cultura deportiva y en la sociedad en general: una obsesión enfermiza por una imagen corporal "perfecta" y una tendencia cruel a juzgar y atacar a quienes se desvían de ella. Se ignora por completo que el talento deportivo, el amor genuino y el valor intrínseco de una persona no tienen absolutamente nada que ver con su talla o peso.

Es fundamental que el Arsenal, otras instituciones deportivas, los medios de comunicación con su enorme poder de influencia, y la afición en su conjunto, adopten una postura firme e inequívoca contra la gordofobia. Debemos promover activamente un ambiente de respeto profundo y empatía sincera, donde se celebre el talento deportivo por encima de todo y se proteja la dignidad de cada individuo. El apoyo público y constante de Declan Rice hacia Lauren es un ejemplo valioso, pero se requiere una acción colectiva y sostenida para erradicar esta forma de discriminación deleznable.
La sociedad tiene la responsabilidad ineludible de construir un espacio deportivo más humano, inclusivo y compasivo, donde el foco esté en la pasión compartida por el deporte y el respeto mutuo, dejando de lado juicios superficiales, dañinos e inhumanos sobre la apariencia física. El silencio ante la gordofobia nunca será la respuesta.
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