Muchas veces se conocen los contratos millonarios de los jugadores más famosos de la NBA, las ofertas onerosas que rechazan, las propuestas que analizan, los equipos que los quieren. Pero Lauren Holiday ha dejado en evidencia un costado menos visible de la mejor liga de básquet del mundo: el de los jugadores que son tratados como “moneda de intercambio”. La esposa de Jrue Holiday explicó en redes cómo recibió su familia la noticia de que el base y escolta sería transferido de su franquicia, Milwaukee Bucks, a los Boston Celtics.

Los Bucks querían contratar a Damian Lillard a toda costa. Y para ello debían “deshacerse” de algunos jugadores. Quien sufrió aquello fue Jrue Holiday, que se enteró que dejaría la franquicia sin saberlo de antemano. Su mujer inició su posteo confesando: “No hubo aviso, ninguna alerta, ni siquiera una conversación sobre que esa posibilidad existía. Simplemente, está hecho. Ahora a pasar página porque 'no es personal, son negocios'".

Profundizó un aspecto no tan atendido cuando se habla de los deportistas de élite: la familia. Lauren Holiday hizo hincapié en las vidas de sus hijos, y en cómo un intercambio no consentido puede afectar la dinámica familiar completa: “Comparto esto para decir que somos seres humanos cuyos hijos desarrollan amistades con otros niños en nuestra comunidad, somos personas que valoran la familia y las amistades e invertimos en las ciudades en las que jugamos”.

De todos modos, se mostró ilusionada y positiva respecto del futuro profesional de su esposo. Holiday será nuevo jugador de Boston Celtics, a pesar de no haberlo elegido, pero su esposa transmitió entusiasmo: “Próxima parada: Boston. No puedo esperar a ver el mundo que crearemos juntos”. Y compartió, como cierre, una última foto con una frase de la Biblia que sintetizaba toda su confianza:

“Estamos convencidos de que cada detalle en nuestras vidas está continuamente tejido para caber en el plan de Dios”, Rom. 8;28.