Caitlin Clark no hace sino agrandar su leyenda a cada paso. Es que ya es eso, una leyenda. Rápidamente, dejó de ser una novata talentosa para convertirse en el rostro por excelencia de la WNBA y así lo demostró promediando 19,2 puntos y 8,4 asistencias por partido en la temporada, lo que la llevó a ser elegida unánimemente como la Rookie del Año de la liga. Su impacto trasciende la cancha y ella rompe récords incluso que no busca.

Una carta autografiada por la base de Indiana Fever se vendió por 84.000 dólares en una subasta, la cifra más alta para cualquier jugadora de la competición. En concreto, se trata de un cromo especial con una instantánea de la jugadora en el momento en que fue elegida en el pasado Draft, una edición lanzada poco después y de forma limitada. Durante la propia noche del Draft, llegó a alcanzar un valor de 10.000 dólares, un precio que se ha multiplicado tras la sensacional temporada de rookie de Clark, que ya se prepara para el Juego 2 de la primera ronda de los playoffs ante Connecticut Sun, el próximo miércoles, tras una dura derrota 93-69 en el primero de los duelos. 

La subasta y la carta autografiada no solo demuestran que Caitlin Clark es un fenómeno en auge en la WNBA, sino que la erigen como una de las mujeres más trascendentes del deporte fenemino. Porque la carta vendida es la segunda más cara de la historia respecto de las firmadas por atletas mujeres. Solo la supera una subastada en 2022, firmada por Serena Williams, y que un comprador se llevó por 266.400 dólares. La ex tenista tenía entonces 40 años y 23 títulos de Grand Slam; Clark tiene hoy 22 años y solo un puñado de partidos como jugadora de básquet profesional. El futuro que le depara es realmente indimensionable.