Neroli Fairhall: la pionera paralímpica que desafió los límites en los Juegos Olímpicos
Neroli Fairhall desafió los límites al convertirse en la primera atleta olímpica parapléjica en Los Ángeles 1984.
En un giro inesperado del destino, la neozelandesa Neroli Fairhall se vio catapultada hacia la historia después de sufrir un accidente en moto que la dejó parapléjica. Este incidente, ocurrido a finales de la década de 1960, marcó el inicio de su increíble trayectoria como la primera atleta olímpica parapléjica de todos los tiempos.
Fairhall tuvo que esperar un día entero para ser rescatada tras el accidente, donde pasó 21 horas atrapada y luchando por su supervivencia. Sin embargo, su espíritu indomable la llevó a convertir cada minuto posterior al accidente en una oportunidad para demostrar su valía.
A pesar de su ingreso rápido al mundo del deporte paralímpico, Fairhall alcanzó la fama en el ámbito olímpico al representar a Nueva Zelanda en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, compitiendo en la disciplina que se había convertido en su pasión: el tiro con arco.
Su historia con este deporte comenzó luego del accidente, cuando su colega atleta paralímpica, Eve Rimmer, la alentó a probar suerte en algún deporte competitivo. Aunque inicialmente incursionó en el lanzamiento de bala, Fairhall pronto descubrió que el tiro con arco se adaptaba perfectamente a sus habilidades naturales, como una excelente vista, una capacidad notable para concentrarse y un espíritu competitivo inquebrantable.
Su incursión en el tiro con arco la llevó a competir en los Juegos de la Commonwealth de 1982 en Brisbane, Australia, donde obtuvo la medalla de oro. Este triunfo no solo la consagró como una destacada deportista, sino que también la inmortalizó en la historia por su respuesta ingeniosa a la prensa, cuando un periodista intentó menospreciar su logro insinuando que el viento podría haberle favorecido por competir sentada en su silla de ruedas. Fairhall respondió con contundencia: "No lo sé. Nunca he tirado de pie".
Una historia de fuerza y deporte en los Juegos Olímpicos
Dos años después, Fairhall se convirtió en un símbolo de determinación al participar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, donde ocupó el puesto 35. Aunque no llegó al podio, su presencia marcó un hito al ser la primera atleta paralímpica en competir contra atletas olímpicos.
A pesar de que Atlanta 1996 representó su última oportunidad de competir entre atletas olímpicos, una lesión en el hombro la dejó sin posibilidades. Sin embargo, su legado perdura como entrenadora y gerente deportiva para personas con discapacidad en Nueva Zelanda. Fairhall falleció el 11 de junio de 2006, pero su espíritu pionero sigue inspirando a generaciones de deportistas.
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