Barry Sanders fue un mítico corredor de NFL. Tanto, que en 1997 compartió junto con el mariscal de Green Bay Packers, Brett Favre, el premio al MVP de la temporada. Sanders jugó entre 1989 y 1998 en los Detroit Lions, uno de los equipos menos poderosos de la NFL, que desde 1957 no gana un Super Bowl, y se convirtió en uno de sus grandes ídolos. Pero siempre se alejó de la fama y su historia se narra detalladamente en un nuevo documental.

Bye, bye, Barry, que se emite en Amazon Prime, repasa la historia del de los Lions. El largometraje de 90 minutos ya superó al que narra la vida de Jason Kelce, el ex Philadelphia Eagles que se retiró de la NFL hace pocos días. Entre sus mayores intimidades, se observa de cerca cómo Sanders era un jugador que evitaba siempre ser el centro de atención, que se incomodaba con los elogios y que intentaba eludir a los periodistas porque se avergonzaba de tanta exposición, a pesar de ser una superestrella.

“No soy tímido. Simplemente es que hay situaciones innecesarias. No quiero hablar mal de su trabajo, pero tienen que respetar mi postura y mi manera de ser”, le dijo alguna vez a los periodistas que lo perseguían. Tampoco era un devoto de las estadísticas. Una anécdota que contó su padre Williams, que falleció en 2011, y está narrada en el documental lo refleja: en su último año de la secundaria, Sanders no regresó al último partido de la temporada porque su equipo ganaba por 5 anotaciones, a pesar de que con solo una yardas podría haberse convertido en el mejor corredor de Wichita, Kansas.

Lo más destacado del documental es la develación de un enorme misterio: ¿Por qué se retiró Barry Sanders? El corredor de Detroit estaba a 457 yardas de ser el jugador con más yardas terrestres recorridas en la historia de la NFL, pero a sus 31 años decidió anunciar por fax que abandonaba el deporte. Nunca explicó por qué (hasta ahora) y se fue a Londres con su familia para evitar a los medios. Una escena de Bye, Bye Barry expone cómo Sanders le confiesa a su hijo que el hecho de no clasificar a los playoffs de 1998 influyó en su decisión:

“Ya sabes, esas cosas sí importan. Y pensando en retrospectiva, creo que todo lo que puedo decir es que podría haber marcado la diferencia”, se sinceró sobre la performance de los Lions.