Wanda Nara y un recuerdo íntimo que resurgió con fuerza tras la muerte del Papa
La empresaria evocó un gesto espiritual que marcó una etapa clave en su maternidad.
La noticia del fallecimiento del Papa Francisco conmovió al mundo entero. En medio del luto global, algunas figuras públicas compartieron sus recuerdos más personales con el pontífice argentino. Una de ellas fue Wanda Nara, quien recordó un episodio que, aunque había quedado en la intimidad durante años, hoy resurge con una carga emocional especial.
Durante una visita al Vaticano junto a Mauro Icardi y sus hijos, Wanda vivía un embarazo complicado. En ese contexto, tuvo un breve encuentro con Jorge Bergoglio, que la bendijo en un momento de gran incertidumbre. Aquel gesto —aparentemente simple— se transformó, con el tiempo, en un símbolo de esperanza y fe para la empresaria.
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Francesca, más que un nombre
El episodio no solo quedó grabado en la memoria de Wanda, sino que tuvo consecuencias concretas. La hija que esperaba en ese entonces recibió el nombre Francesca, una elección que no fue aleatoria. Para Nara, se trató de un homenaje explícito a quien le había transmitido paz en medio del miedo. Así lo expresó al despedir al Papa, destacando que aquella bendición fue determinante en su maternidad.
El recuerdo cobró fuerza nuevamente tras la muerte de Francisco, y Wanda decidió compartirlo en redes sociales como una forma de agradecimiento. Sin mencionar fechas ni detalles públicos, la conductora de televisión volvió sobre ese instante que, a su entender, marcó el nacimiento de su hija y reforzó sus creencias personales.


Más allá de las apariciones mediáticas o los escándalos que suelen rodearla, Wanda mostró un costado íntimo y espiritual. En un contexto de duelo colectivo, se permitió compartir un testimonio sincero que conectó con muchos de sus seguidores, y que se alejó del ruido para centrarse en la fe y la gratitud.
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El mensaje cerró con una frase breve, pero significativa: “Fue un orgullo tener un Papa argentino”. Lejos del tono político o protocolar, la empresaria eligió despedir al líder religioso desde la experiencia personal. Y en ese gesto, tan simple como poderoso, dejó entrever que hay recuerdos que no se olvidan, aunque pasen los años.
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